Salgo del tren, llevo la bufanda en el cuello y el
periódico en la mano. Empiezo a oír el ruido de los coches y huelo a humedad. Una
vez en la superficie, noto como las gotas de lluvia golpean mi cabeza en lo que
tardo en abrir el paraguas. Disfruto del sonido que generan al arremeter contra
él haciendo que no piense en nada más. Tras un breve paseo llego al estudio.
-Buenos días Julia. -saludo a la secretaria.
-Buenos días Leo. -responde ella sin levantar la vista del
ordenador.
Me dirijo hacia mi despacho y por el pasillo me encuentro
con Juan.
-¡Leo! Te estaba esperando, ¿tienes algo que hacer esta noche
o piensas pasar la noche en casa? -pregunta con aire misterioso.
