domingo, 19 de febrero de 2012

3. Viernes


Salgo del tren, llevo la bufanda en el cuello y el periódico en la mano. Empiezo a oír el ruido de los coches y huelo a humedad. Una vez en la superficie, noto como las gotas de lluvia golpean mi cabeza en lo que tardo en abrir el paraguas. Disfruto del sonido que generan al arremeter contra él haciendo que no piense en nada más. Tras un breve paseo llego al estudio.

-Buenos días Julia. -saludo a la secretaria.
-Buenos días Leo. -responde ella sin levantar la vista del ordenador.

Me dirijo hacia mi despacho y por el pasillo me encuentro con Juan.

-¡Leo! Te estaba esperando, ¿tienes algo que hacer esta noche o piensas pasar la noche en casa? -pregunta con aire misterioso.
-Pues no tenía nada pensado, descansar en casa y poco más.
-Entonces está decidido, te vienes con nosotros. -afirma muy convencido de si mismo.
-¿Pero cuál es el plan?
-Teníamos pensado ir a un pub cerca del ayuntamiento, una amiga de Raquel toca ahí.
-¿Teníamos?
-Vienen Raquel, unos amigos suyos y algunos de los que estaban en mi cumpleaños la semana pasada. Paso a recogerte a las 10. -dice mientras entra en su despacho y cierra con la puerta con pestillo, ineludible, como siempre.

*    *    *

-Ding, dong.

Ahí está Juan. Después de una dura semana de trabajo, siempre cuesta cambiar el chip de la rutina. Había sacado las converse rojas del armario y unos vaqueros oscuros. Saqué del armario una camisa, una camiseta blanca de manga corta y una cazadora de cuero. Salgo al recibidor y le abro la puerta. Nos damos la mano y empezamos el camino hacia su coche, Raquel ha venido con él, ya llevan casi 4 años juntos. Enciende el motor y nos ponemos en marcha.

*    *    *


"Luz blanca", Félix García


Entramos en el local. Nunca había visto nada por el estilo. Las paredes son de un azul muy oscuro, con unas luces bastante débiles que consiguen darle un toque acogedor. Es un sitio muy amplio, lleno de pequeñas mesas redondas de madera. Al fondo se halla un escenario donde una banda de jazz toca una canción lenta, con un ritmo relajante. Nos adentramos por el pasillo central, iluminado con luces naranjas como si fueran las escaleras de un cine y por la tercera fila de mesas, Raquel ve a una amiga suya. Son seis, saludo a los que ya conocía y me presento al resto. Me quito la chaqueta y tras arremangarme las mangas, me siento al lado de Juan. Tras un poco de conversación con el grupo, empiezo a abstraerme un poco. Fijo mis ojos y mis oídos en la banda del escenario. Al final del todo hay un hombre de pelo corto tocando la batería. El ritmo es bastante regular por lo que está un poco aburrido. A su izquierda está tocando el pianista, con una melodía sutil pero sencilla. En el otro extremo hay una chica que está tocando el saxofón y encabezando la banda, otra chica, con el pelo más corto que la anterior, muestra al público su suave voz.

-¿No vas a pedir nada? Te veo muy callado, ¿te encuentras bien? -me pregunta Juan.
-Sí, estaba mirando la banda, tocan muy bien.
-No está nada mal, nosotros solemos venir aquí dos o tres veces al mes.
-¿Tanto te gusta el jazz? -pregunto extrañado.
-No es eso, ahora lo verás. -contesta al mismo tiempo que la gente comienza a aplaudir para despedir a la banda, que desaparece tras la cortina.
-Está bien...mientras tanto, pediré un capuccino.

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