2. Una llamada inesperada

Por fin en casa tras otro día de trabajo agotador. Un jueves normal, como otro cualquiera. Eso sí, hoy he vuelto andando. No vivo muy lejos, cerca de la parada del metro de Facultats.

Cuelgo el abrigo en el perchero y me tumbo en el sofá para ver la tele un rato, cuando de repente, suena el teléfono.

-¿Sí? -pregunto aburrido.

-¿Laura? -se escucha una voz femenina.

-Mm…creo que se ha equivocado, aquí sólo vivo yo y…no me llamo Laura. -oigo unas risas al otro lado del teléfono.

-¿Seguro? Juraría haber marcado bien el número, ¿no serás algún ligue suyo y no quiere que me entere verdad? -pregunta convencida de sí misma.

-No, no, de verdad. No sé de qué Laura me hablas pero te puedo asegurar que no está por aquí. Tú tranquila que si me la encuentro, no dudaré en llamarte.

-Está bien, -dice entre risas.- me habré equivocado. Un placer, gracias.

-De nada… Por cierto…

-Pip, pip, pip...

Vaya, me ha colgado. Vuelvo al sofá. Son las 21:00 y empiezan las noticias, no tengo mucho interés en ellas, ya que en el estudio me entero de casi todo lo que pasa en el mundo. Así que, cambio y pongo Fox, hacen House pero ya ha empezado. Ring, ring, ring, el teléfono otra vez.

-¿Sí? -pregunto ahora con una pizca de emoción en la voz.
-Hola, perdona, soy Iris, la amiga de Laura, lo siento me he apresurado a colgar, ¿qué me ibas a decir?

-Te iba a preguntar por tu nombre, pero ahora ya no hace falta. -sonrío.

-Eso parece. ¿Tú cómo te llamas?

-Oh sí, se me olvidaba, me llamo Leo.

-Y bueno Leo, ¿a qué te dedicas?

-Pues soy arquitecto y trabajo en el centro, en un pequeño estudio, ¿tú?

-Me dedico a la fotografía. Estoy a punto de terminar un módulo que decidí hacer hace un año y me gano mis ahorros haciendo pequeñas fotos para una revista.

-¿En serio? Suena muy interesante. Hablando de eso, tengo un libro sobre la arquitectura valenciana en el que hay muy buenas fotografías de los edificios más bonitos de la ciudad. Lo que pasa es que no lo tengo a mano ni recuerdo el título, pero cuando lo haga te lo diré y así me podrás dar tu opinión.

-¡Perfecto! Resulta muy complaciente admirar el trabajo de otros y más cuando te lo recomiendan. -asegura con un tono de voz que muestra un entusiasmo de verdad.- Por cierto, ¿cuántos años tienes?

-25, ¿y tú?

-Un poco menos, 23.

-Ajá, ambos jóvenes.

-Eso parece. Oye, tengo que dejarte ya que Laura me está esperando para cenar.

-Claro, sí. ¿Volveremos a hablar?

-Por supuesto, apúntate mi número.