viernes, 8 de junio de 2012

9. Encuentros nocturnos


-Vamos, ¡sube! -le ofrezco una mano para ayudar.
-Hace mucho que no monto en una moto, ¿y si pierdo el equilibrio?
-¿Y si mañana se acaba el mundo? -le pregunto con una sonrisa traviesa.
-Está bien. -dice ella mientras pasa una pierna por encima de la moto y se aprieta el casco. -No corras mucho eh.
-Lo prometo. Agárrate bien. ¿Lista?

*    *    *

Llegamos. Delante del edificio hay un parque en el que unos jóvenes, seguramente menores de 18 años, están bebiendo alcohol. El edificio no es muy alto, de cinco plantas, de color amarillo pastel con algunos balcones. Tiene una pequeña escalera que lleva a la puerta del patio.

"Balcones", Félix García

-Según tus indicaciones, hemos llegado. -anuncio mientras apago el motor de la moto.

viernes, 18 de mayo de 2012

8. Casi medianoche


El concierto está a punto de terminar. No sé si Iris ya ha advertido mi presencia pero yo no dejo de mirarla. Últimos segundos, la música va poco a poco disminuyendo su volumen, la frecuencia cardíaca se relaja. Cada vez es más difícil continuar escuchando hasta que al fin, se hace el silencio. El público comienza a aplaudir, ensordeciendo la sala y el grupo desaparece tras la cortina. Me levanto y me acerco a la puerta del backstage para esperar a Iris. A los 10 minutos aparece ella, ya cambiada. Esta vez no lleva vestido, sino una falda corta con volantes de color negra y una camiseta de tirantes de color blanco.

-Buena actuación. -digo yo con una sonrisa.
-¡Leo! ¡Has venido! -dice ella mientras se acerca.

martes, 17 de abril de 2012

7. Volvemos a encontrarnos


Ni llueve ni hace frío. Ha salido un día precioso. Son las 8:30 de la mañana, el sol ya ha salido aunque el estar rodeado de edificios hace que ningún rayo llegue directamente a la calzada, todavía húmeda por el camión de la limpieza. En el andén del metro no hay indicios sobre la superficie. Aquí todo está igual que siempre. Alzo la vista y miro el panel informativo. Hoy es viernes. Lo que quiere decir que esta noche volveremos al club de jazz y podré hablar al fin con Iris.

"Infinito", Félix García

*    *    *

-Buenos días Julia, bonito día ¿no? -saludo con una sonrisa.
-Buenos d-d-d... ¿cómo? -pregunta levantando una ceja. -Creo que es la primera vez que me dices eso.
-¡Si te saludo cada día!
-Pero nunca habías pasado del “Buenos días Julia” y hoy, de repente esto. ¿Se puede saber por qué motivo? -pregunta entre risas dejando ver que no se lo ha tomado a mal.
-Nada en especial, no sé, hoy ha salido el sol ¿no?
-Sí. -asiente con la cabeza.
-La temperatura es agradable ¿no?
-Sí. -vuelve a asentir.
-Hoy es viernes ¿no?
-Sí, pero en verano no hiciste referencia alguna al tiempo aunque fuera viernes.
-Supongo que será que me he levantado de buen humor. Ahora te tengo que dejar que he de ir a hablar con Juan, que pases un buen día.
-No creo que puedas, tiene una reunión.
-¡Espero encontrarle antes!

-¡Juan! ¡Espera!

domingo, 8 de abril de 2012

6. Vuelta a empezar


Regreso a mi sitio con una nueva adquisición en mis manos que espero me sirva de utilidad. Es un libro sobre la arquitectura gótica del siglo XII, justo lo que necesitaba para retocar la presentación que tengo que exponer mañana. Tengo suerte de tener esta biblioteca tan cerca de casa. Resulta irónico el darse cuenta de que hay miles de rostros que me resultan familiares ya que estoy acostumbrado a verlos cada vez que vengo aquí y sin embargo, no conozco a ninguna de estas personas. No puedo evitar preguntarme, ¿son felices? ¿O tan solo ocultan sus pensamientos tras un “Buenas tardes” y una leve sonrisa? Algunos fingen para llegar a ser felices, o a lo que creen que es la felicidad. Otros, sin embargo, viven una vida sin tapujos, como ellos quieren. Estos sí que pueden sentirse bien con lo que tienen. En mi caso, no lo sé, cada día actúo de forma diferente, soy predecible a la par que imprevisible. Paradojas de la vida.

*    *    *



Ya es la hora de cerrar, debo marcharme. Estoy conforme con la información que he podido recabar y además, he salido y he tomado el aire. Una tarde completa. Me levanto, meto la silla y veo como la bibliotecaria se dirige al ascensor y sube. Tendré que subir a pie a la última planta a dejar el libro que tomé prestado. Al guardarlo me doy cuenta de que tengo los cordones de las zapatillas desatados. Una vez atados, comienzo a bajar pero cuando llego al último escalón, todas las luces, menos una, se apagan. La de emergencia sigue encendida, justamente sobre la puerta de salida. Bajo ella, está la bibliotecaria  cerrando la puerta. Mi primer impulso es de correr hacia la salida gritándole que pare.

-¡Oye! -la chica se sobresalta.

sábado, 10 de marzo de 2012

5. No todo está perdido


Sábado por la mañana. Abro la ventana con tranquilidad, mientras dejo que la brisa fría recorra mi rostro. Son las 11:00. El día ha salido nublado, después de la tormenta de anoche no me extraña. Dicen que tras la tempestad, llega la calma.

*    *    *

"Spaguetti", Félix García


Hora de comer. Estoy haciendo pasta, una receta que me enseñó un compañero de la universidad cuando fui a Italia con la beca Erasmus. “La bella Italia”, qué recuerdos. Falta un poco de orégano y cinco minutos más. Alguien me está llamando al móvil. La gente siempre elige el momento más inoportuno. A ver de quién se trata. “Iris, llamando”.

martes, 6 de marzo de 2012

4. Hora 0:00


Dejo el capuccino en la mesa y levanto la vista. La chica que antes estaba tocando el saxofón está ahora bajo el escenario. Es una chica delgada, alta, con el cabello castaño, ondulado que deja ver unos increíbles ojos verdes. Tiene una nariz recta y unos labios finos. Se ha cambiado de ropa, lleva un vestido gris con lentejuelas, abierto por la espalda que muestra un poco el escote. A cada paso que da siento que viene hacia mí. Me pongo nervioso, la punta de mi pie se alza y vuelve al suelo rápidamente. Estamos apenas a tres metros, ...dos, ...uno...

-¡Raquel! -exclama ella con los brazos abiertos.

domingo, 19 de febrero de 2012

3. Viernes


Salgo del tren, llevo la bufanda en el cuello y el periódico en la mano. Empiezo a oír el ruido de los coches y huelo a humedad. Una vez en la superficie, noto como las gotas de lluvia golpean mi cabeza en lo que tardo en abrir el paraguas. Disfruto del sonido que generan al arremeter contra él haciendo que no piense en nada más. Tras un breve paseo llego al estudio.

-Buenos días Julia. -saludo a la secretaria.
-Buenos días Leo. -responde ella sin levantar la vista del ordenador.

Me dirijo hacia mi despacho y por el pasillo me encuentro con Juan.

-¡Leo! Te estaba esperando, ¿tienes algo que hacer esta noche o piensas pasar la noche en casa? -pregunta con aire misterioso.